El pasado viernes, 22 de julio finalizó la cuarta edición del Campamento Graellsia que, un año más, congregó a más de una veintena de niños y niñas para disfrutar de cuatro semanas de aventuras en contacto directo con la Naturaleza, en el entorno de San Lorenzo de El Escorial. Aquí están las crónicas de este campamento, que pasará a la historia por ser el más caluroso de cuantos hemos tenido, por la tremenda ola de calor que sufrimos, desde la segunda semana.
Cuaderno de bitácora del lunes, 27 de junio:
Energía desbordada para empezar este campamento… han venido tod@s pletóricos, con muchas ganas de comerse el mundo… de hecho, hemos llegado más pronto que nunca a Los Llanillos. Hemos visto Rabilargos, la muda de un Odonato (libélula), hepáticas, una cría de Salamandra, opiliones… En los Llanillos, hemos hecho el taller de resíduos (lo llevan todo muy interiorizado, así da gusto), y ha habido tiempo para juegos, dibujos y otros talleres, como el de animales marinos (que les ha gustado mucho). Ha habido que dar algunos toques de atención, por exceso de ruidos y momestias a otros compañeros/as, pero en general podemos decir que se han portado bien (esperamos ir controlando la situación durante los próximos días). Por lo demás, ningún herido y ninguna incidencia a destacar.
Cuaderno de bitácora del martes, 28 de junio:
Hoy hemos visitado los bosques de La Herrería. Las energías se han apaciguado. Hemos trepado y pasado entre rocas como lagartijas. Un arrendajo «cotilla» nos observaba desde lo alto de los árboles buscando su próxima comida. Hemos intentado rescatar a una mariposa muy debilitada y con la espiritrompa partida. Para finalizar la jornada hemos hecho una batida de limpieza de «basuraleza» en La Herrería. Como podéis ver en la foto, hemos recogido una gran cantidad de basura en un espacio del tamaño de un campo de fútbol. La basura estaba compuesta de papeles, plásticos, vidrio, latas y restos de comida. Hemos recibido las felicitaciones del dueño de la vaquería. Todos se han portado fenomenal.
Cuaderno de bitácora del miércoles, 29 de junio:
Hemos alcanzado el ecuador de la semana. Los nuevos participantes en el campamento se han integrado perfectamente con los veteranos. Hemos realizado una yincana de orientación. Desde el punto de encuentro nos hemos dirigido hacia el Quiosco de la Fuente del Seminario donde Carlos Agudo, su gerente y socio de honor de nuestra asociación, había preparado un circuito con balizas a encontrar. Tras las pertinentes explicaciones y el almuerzo (con refresco y patatas fritas del quiosco) nos hemos puesto en marcha para orientarnos.
Como bastantes participantes realizaron la yincana el año pasado hemos tenido que improvisar un recorrido alternativo para ellos, a resultas de lo cual ha habido algunas confusiones en la prueba. Era una prueba en la que había que prestar atención a las explicaciones y trabajar en equipo para no separarse y no perderse por estos campos. Pero de los cinco equipos formados sólo uno de ellos ha logrado la sintonía perfecta (curiosamente el integrado exclusivamente por chicas). Así que trabajaremos más la colaboración en lo que queda de campamento.
Cuaderno de bitácora del jueves, 30 de junio:
De vuelta a nuestra base de operaciones en Los Llanillos, hoy tocaba taller de tinta ferrogálica realizado con agallas previamente recolectadas. Tras explicarles a los chic@s todos los pasos, hemos machacado las agallas y las hemos puesto a macerar para que se produzca la fermentación. Tendremos que esperar mínimo 3 días para poder continuar con el proceso. También hemos encontrado orugas de Tyria jacobaeae sobre una Hierba de Santiago. Hemos tenido la suerte de encontrar al imago de esa misma especie poco antes de que terminara la jornada.
Inicialmente decidimos dejar la ruta por la Horizontal para la bajada desde los Llanillos, así que subimos por la ruta del Helechal. Tras almorzar y mientras un grupo se iba al taller, otro se dispuso a practicar el equilibrio sobre la slackline, actividad que, al igual que el año pasado, acabó convirtiéndose en una auténtica lucha de gladiadores (hubo algún raspón que otro, pero el emperador perdonó la vida a todos). Como el taller y la lucha se alargaban, decidimos no bajar por la Horizontal para no demorarnos en la hora de llegada.
Cuaderno de bitácora del viernes, 1 de julio:
Hoy tocaba expedición de aventura, con escalada, emoción, fuerza, valentía, adrenalina… todo esto y más nos lo ha dado la ascensión al Monte Abantos por la arista sur. Como viene siendo tradición, antes de encaramarnos a las paredes del Abantos, le presentamos nuestros respetos al niño Pedrín. Ya en las trepadas, todos subieron genial, mostrando decisión, valentía y audacia. En los tramos de cuerda, tuvieron paciencia para esperar su turno y quien quiso, escaló con éxito (no era nada fácil). En el segundo diedro, muchos subieron en «free solo», demostrando que son niños hechos de «otra pasta». Para quitarse el sombrero… A la bajada, dividimos en dos grupos: los que querían barranco, y los que querían bajar en plan tranqui… Al final hubo aventura para todos. Buitres, Milanos, Oropéndolas, Salamandras… también hubo tiempo para explorar la naturaleza.
Cuaderno de bitácora del lunes, 4 de julio:
Como ya es tradición en este campamento, visitamos el Gabinete de Ciencias Naturales del Real Colegio Alfonso XII, en el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Antes, localizamos la casa de Mariano de la Paz Graells, situada en la calle Francisco Muñoz (calle de La Parra, en el siglo XIX), cuya placa dedicada a la Mariposa Isabelina, está colocada en el lugar equivocado (fruto del desconocimiento secular que han tenido las ciencias en este desdichado país nuestro). A continuación visitamos la oficina de Turismo, y a las 11:00 h. ya estaba el profesor de ciencias Domingo Perea, esperándonos a la entrada del monasterio para enseñarnos el Gabinete. Además de la cabra con dos cuerpos, llamaron la atención de los niños/as las muestras disecadas de la Pitón, la piel de cocodrilo, el descomunal tamaño de las mandíbulas del Cachalote, el pez globo, el pez espada, la cobra, el Varano del Nilo, el Casuario, el coral Tubipora musica, las conchas del Nautilus… ha sido como bucear a lo largo de la historia natural… Tras la salida y el almuerzo, ruta por la senda hacia la Horizontal donde los peques pronto se quedaron sin agua y sin fuerzas… Menos mal que en la fuente de la Horizontal aun cae un hilillo de agua.
Cuaderno de bitácora del martes, 5 de julio:
Hemos vuelto a las andadas y hemos regresado al bosque de La Herrería para realizar distintos recorridos trepando y pasando entre rocas como lagartijas. En esta ocasión hemos descubierto varias «cuevas» que tenían cierta dificultad. Ha habido varios golpes y rasguños, pero hemos logrado superar todas las pruebas.
Hoy el sol pegaba muy fuerte y hemos ido dosificando el agua como podíamos, teniendo que refrescarnos con las pistolas que habían traído los peques. Hemos visto agallas verdes en las que la larva de la avispa todavía seguía dentro, y gracias a ello nos hemos fijado en un insecto palo que andaba por ahi. No hemos llegado a subir hasta la silla de Felipe II, ya que se nos ha echado el tiempo encima porque se han entretenido en las cuevas bastante tiempo.
Cuaderno de bitácora del miércoles, 6 de julio:
Hoy tocaba realizar juegos en el área recreativa de La Penosilla y hacer una batida de limpieza por la zona, así que nos dispusimos a subir por la vía larga recorriendo el lateral de la presa de El Romeral, atravesando el parque forestal de Miguel del Campo, el primer mirador y la Fuente de los Pinsapos, de la cual manaba abundante agua y en la que los valientes exploradores se refrescaron, aunque lo cierto es que el tiempo acompañaba; no hacía mucho calor. No obstante, en ese punto ya hubo muestras de cansancio y malestar en varios componentes de la expedición, así que en la curva del Arroyo de la Barranquilla nos dividimos en dos grupos: 4 exploradores y una monitora por la carretera tomaron el camino fácil pero largo; y el resto, siguiendo al jefe de la expedición, escalaron una pared y acortaron el camino.
Hay que señalar que tuvimos que apercibirles porque, mientras algunos estaban arriba y subían compañeros, se les cayó una piedra de dimensiones considerables que «afortunadamente» sólo golpeó a una monitora. Una vez en la pista de arriba todo fue coser y cantar hasta llegar a nuestro destino, aunque con los estómagos a punto de salirse de sus cuerpos en busca del bocadillo, y es que eran las 12:00 de la mañana. Tras el almuerzo los pequeños se pusieron a jugar con un monitor (tiro de soga, atrapa al número, mi tesoro o pasa el anillo, deshaced el lío humano…) mientras los mayores hablaban de sus cosas. Sólo se sumaron al juego del balón prisionero.
A las 13.30 nos pusimos a bajar por la vía corta, justo cuando empezaba a chispear… «Esto no es nada», dijo el guía (emulando a algún contemporáneo de Noé), cuando un relámpago se reflejó en su calva cabeza, seguido de un trueno ensordecedor justo encima del grupo. Gritos y lamentos afloraron entre los componentes del grupo, preludio de lo que estaba por venir. La lluvia se hacía cada vez más fuerte y, de vez en cuando caía una piedrecita de hielo. Las piedrecitas eran cada vez más grandes y hacían más daño cuando golpeaban en las cabezas o en las manos que las cubrían. Así que buscamos refugio bajo los árboles. Los mayores protegían las cabezas de los pequeños. Cuando amainó un poco reanudamos la marcha, aunque alguna piedra nos caía. La lluvia se hacía torrencial y el camino se había convertido en un arroyo. Estábamos calados hasta los huesos, por la lluvia y por el llanto.
Finalmente llegamos a la civilización, nos refugiamos en un portal y el resto es historia conocida. Gracias a los padres por venir a rescatarnos y un aplauso para tod@s l@s valientes, porque las lágrimas no son signo de cobardía o debilidad, sino una etapa en el aprendizaje de enfrentarnos a ciertos acontecimientos.
Cuaderno de bitácora del jueves, 7 de julio:
Tras dos jornadas de emociones fuertes (el martes por pequeños accidentes y ayer por la tormenta) el día de hoy ha podido parecer soso y aburrido, al menos para los que no se han apuntado al laboratorio de ciencias y se han dedicado a «dar guerra». Comenzaba la jornada con la marcha hacia el refugio de Los Llanillos, sede de la Asociación. La primera parada reseñable fue en la fuente de Santiago Arroyo, construida hace pocos años y donde se explica a los exploradores la diferencia entre agua no tratada y agua no potable, así como las nuevas estructuras (rampas) en los pilones que favorecen la población de los anfibios. Tras un breve tramo de «campo a través» donde hay que sortear ramas y zarzas, accedemos al sendero de los Tesoros de Abantos, el cual abandonamos poco después para explorar un sendero desconocido que discurre bajo el Arboreto de Luis Ceballos. Poco después exploramos un nuevo sendero que nos saca directamente al área recreativa, ahorrándonos la subida del sendero principal.
Ya en el centro de Los Llanillos, lo primero que hacemos es almorzar. Y tras el almuerzo comienzan los talleres: Marina e Isabel quedan a cargo del asunto científico, donde los participantes observarán al microscopio y a las lupas binoculares las muestras recogidas con el kit de bienvenida, mientras que otros practicarán rápel con Paco o equilibrio en la slack-line. Algunos más se dedican a adecentar el tipi construido hace ya varios campamentos y otros, simplemente a corretear persiguiéndose.
El camino de vuelta lo realizamos por la ruta más corta posible. Parece que el cansancio de la semana pasa factura pues declinaron la oferta de hacer parkour en las rocas; eso sí, lo que no perdonan es el tejado del Arca del Helechal…
En lo que atañe a la parte científica, hoy hemos analizado muestras de agua del estanque de Los Llanillos, recolectada hace unos días. Hemos podido observar algas, paramecios y otros microorganismos que no hemos podido identificar. También hemos usado las lupas binoculares, donde los exploradores han podido mirar con detalle algunas de las muestras que han recolectado con su kit, como líquenes, setas, hojas, una abeja… Se lo han pasado en grande explorando el mundo microscópico.
Cuaderno de bitácora del viernes, 8 de julio:
Hoy toca expedición en el río Aceña. Recorrido a lo largo de 4 km de barranco fluvial, a través de meandros, pozas, rocas, densa vegetación… no apto para «principiantes». Menos mal que nuestros expedicionarios ya están bien «curtidos» y saben bien que en el campamento Graellsia puede pasar de todo y hay que estar preparado para la AVENTURA. Hoy hemos explorado rincones donde, probablemente, los arácnidos vieron por primera vez a un ser humano. Que se lo digan a Paco, que en un momento tuvo su cuerpo cubierto de Argiopes y tuvo que lanzarse al agua para liberarse de ellas… Atravesamos zonas imposibles, cruzamos el río cientos de veces, y nos bañamos en varias pozas cuando el sol más apretaba. Habrán llegado quemados, maltrechos, agotados… pero seguro que con la sensación de haber disfrutado de un día inolvidable. Son tod@s unos auténticos héroes…
Como anécdota del día el «Pacus Volanderus» y la «Isabela Correquevuela» han tenido que deshacer a la carrera un tramo del camino en busca de seis expedicionarios que se extraviaron miestras exploraraban por su cuenta un tramo de otro camino.
Cuaderno de bitácora del lunes, 11 de julio:
Hoy estaba programado subir a Los Llanillos para realizar talleres científicos. El itinerario ha sido distinto al de otras veces: hemos comenzado accediendo al chiringuito con piscina que hay entre el Felipe II y La Horizontal, un precioso rincón, de no ser por la suciedad que hay en él. Viene a ser un lugar donde la gente hace fiestas entre su propia basura de la semana anterior (los jóvenes exploradores también deben conocer el lado oscuro y sucio del ser humano…). Posteriormente hemos seguido hasta la entrada de la senda de la Horizontal para abandonarla por el primer sendero que sube a la derecha, el cual también abandonamos para acceder a una vereda descubierta por nosotros en el Campamento de Semana Santa. Un pequeño descanso en unas rocas con vistas y… ¡Zasca! Primer lesionado del día, aunque no tanto para no poder continuar con la jornada. Continuamos subiendo por sendas desconocidas hasta nuestra base de operaciones. Tras el almuerzo comenzaron los talleres, científicos o lúdicos, a gusto del consumidor.
El taller lúdico-deportivo de hoy ha sido el tiro con arco. Tras asumir el protocolo de seguridad (nadie por delante de los arcos) han tirado todos y todas las que han querido, a distancias diferentes. Hemos de precisar que no es nada fácil, siquiera acertar en la diana; hay que hacerse con una técnica precisa y, a los más pequeños, les costaba tensar el arco. Una vez terminados los talleres emprendemos la bajada, con tan mala suerte que al poco tuvimos una segunda lesión: una torcedura de tobillo, al parecer no muy grave pues la accidentada ha podido continuar el camino despacito y con alguna ayuda. Esperemos que se recupere pronto.
Hoy el día ha estado repleto de ciencia para muchos de nuestros exploradores. En primer lugar, hemos podido observar a la oruga de la mariposa Gran Pavón, una auténtica preciosidad. Después en Los Llanillos hemos continuado con los trabajos para la elaboración de la tinta ferrogálica que empezamos a preparar la semana pasada. Debemos esperar otros 3 días más hasta que el proceso de la tinta finalice, aunque hemos podido utilizar tinta previamente preparada para dibujar con ella. Por otro lado, mientras algunos exploradores practicaban sus dotes artísticas en el papel, otros hemos observado un opilión y una mosca bajo las lentes binoculares y usado algún microscopio para ver muestras ya preparadas. Mientras, de fondo, sonaba la obertura de la Flauta Mágica de Mozart, alguna sonata de Beethoven y un vals de Chopin.
Cuaderno de bitácora del martes, 12 de julio:
Como ya sabéis esta semana está sufriendo cambios en la programación debido a la ola de calor. En principio teníamos previsto acudir a La Herrería para dar rienda suelta a nuestros instintos reptilianos: Trepar, reptar,…. Pero ahí abajo hace algo más de calor y, sobre todo, no hay agua en las fuentes. En cambio, en las laderas de Abantos todavía queda bastante agua. Así que decidimos cambiarlo por la subida a la Cruz de Rubens que íbamos a hacer el viernes. Hemos subido por el Camino de los Gallegos pasando por la fuente de Santiago Arroyo donde nos hemos refrescado. Hemos parado en el mirador de los Alerces con sus preciosas vistas, y en la fuente de El Trampalón, donde hemos almorzado en compañía de dos vacas saucívoras. El primer hito del día estaba conseguido. Como los ánimos parecían estar altos (acababan de almorzar), nos hemos venido arriba y hemos subido después hasta la auténtica Cruz de Rubens (bueno auténtica tampoco, ya que la que aparece en el cuadro es de madera). Segundo hito conseguido. Desde ahí ya sólo quedaba bajar y teníamos dos horas por delante. Es raro que los niños bajen más lentamente de lo que suben, pero así ha ocurrido hoy. Quizá ya estaban cansados de la subida, o del calor, o de la falta de caminos… Pero el tercer hito, bajar a la aventura por el Arroyo de El Romeral, ha tenido que ser abortado. Hemos optado sabia y prudentemente por los fáciles caminos hasta la Presa de El Romeral, la fuente de La Bola y el punto de encuentro. Ahora Marina nos contará más cosas de lo que hemos visto por el camino.
Marina: Hoy nos hemos adentrado en el precioso hayedo de Abantos, donde, además de las propias hayas, hemos encontrado otros árboles que han llamado nuestra atención. Los exploradores han apreciado la diferencia entre los pinos silvestres y los alerces, otro grupo ha podido ver a una «gitanilla» (Zygaena sp.) y, de vuelta a nuestro punto de encuentro, hemos visto un pequeño nido abandonado en el camino y un bonito castaño con cantidad de inflorescencias masculinas esparcidas bajo su copa.
Cuaderno de bitácora del miércoles, 13 de julio:
Hoy los exploradores han visitado el Insect Park, como ya sabéis. Han quedado fascinados con la cantidad de insectos que ni sabían que existían. Coleópteros gigantes, lepidópteros de alas transparentes, insectos hoja, tarántulas… También han recibido un taller de herpetología donde nos han dado una estupenda charla sobre reptiles y han podido ver a la tortuga Antonia, un precioso lagarto y dos pitones. Al finalizar la visita y como guinda del pastel, hemos observado orugas de nuestra querida Mariposa Isabelina, la Graellsia que da nombre a nuestro campamento. Una auténtica belleza.
Y como no solo de ciencia vive el explorador, sino de toda aventura que sale de la boca del Guía, para hacer tiempo hasta las 11:00 nos hemos subido hasta el cortafuegos a ver si estaba el retén de los bomberos para que nos contaran algo, pero debe ser que estaban apagando el incendio de Collado Mediano, ya que no había nadie. No obstante por el camino hemos podido contarles algunas cosas sobre los parásitos de los pinos y por qué los cortan los forestales. Tras el taller con los reptiles hemos salido a almorzar sobre las 12:15. Hemos vuelto a entrar a las 13:00 para la visita autoguiada por las salas del Insect Park y, cosa que no estaba programada, suerte que hemos tenido, hemos coincidido con Pedro, el criador de las isabelinas, que nos ha estado enseñando las orugas y cómo las recogía para cambiarlas de lugar y protegerlas del calor. Al final hemos terminado a las 14:00 la visita y nos ha quedado poco tiempo para los juegos, pero alguno hemos llevado a cabo, como el clásico «Salto de altura en equipo» que algunos padres habéis podido observar.
Cuaderno de bitácora del jueves, 14 de julio:
Hoy hemos buscado refugio del calor en Los Llanillos debido a las altas temperaturas. Tras una subida fatigosa hasta nuestro centro de operaciones, un buen número de exploradores han dedicado su mañana a aprender algo de ciencia. Hemos realizado un experimento casero que consiste en observar ¡a simple vista! nada menos que los ácidos nucleicos de un plátano. Tras una pequeña charla sobre genética y conceptos básicos, les hemos explicado cada paso del experimento.
Hemos subido a los Llanillos en tiempo récord: 1 hora. Teníamos prisa porque el taller científico llevaba más tiempo de lo normal, pero tampoco queríamos que nos pillara todo el calor subiendo, así que hemos acelerado el paso y hemos reducido los tiempos de descanso. Una vez en los Llanillos y como es costumbre hemos almorzado. Después han comenzado los talleres. Hemos montado la slack-line o cinta de equilibrio, pero no ha tenido mucho éxito. Cuando ha empezado el taller científico todo el mundo salvo dos niños se han ido a dicho taller; estos chicos estaban haciendo literalmente «el indio», jugando en el tipi, así que hemos pensado en que no les iba mal entrenar el tiro con arco. Al final han sido cuatro los participantes en el tiro con arco. Ciertamente el taller científico de hoy ha sido uno de los más concurridos de todo el campamento. Cuando han dado las 13.30 hemos empezado a bajar. Hemos realizado una parada en el Arca del Helechal y hemos terminado saliendo al camino de la Horizontal.
Cuaderno de bitácora del viernes, 15 de julio:
Hoy regresamos al cañón del río Aceña para explorar nuevos tramos y otras pozas que habían pasado inadvertidas el viernes pasado. Nuestra apuesta fue intentar ir por el curso del agua la mayor parte del recorrido, y así lo hicimos. De la capacidad y aguante de los peques no teníamos ninguna duda, pero hoy nos acompañaron dos valientes madres que tuvieron que someterse a todo tipo de condiciones adversas. Afortunadamente todo salió bien y no hubo que lamentar ningún tipo de incidente. Desde el punto de vista científico, hemos visto varias especies interesantes: Mirlo acuático, lavandera cascadeña, oropéndolas, mantis religiosa, una muda de escolopendra, culebras acuáticas, ranas… y ha sido muy chulo ver la fase final de la metamorfosis de una ninfa de libélula. En definitiva, una jornada memorable.
Cuaderno de bitácora del lunes, 18 de julio:
De vuelta a nuestro centro de operaciones en Los Llanillos, un aula de naturaleza desconocida para muchos, pues hemos tenido nuevas incorporaciones a nuestro equipo de exploradores. Hoy teníamos preparado un taller científico además de los juegos y actividades más deportivas que después nos comentará Paco. Hoy la ciencia no ha triunfado tanto como otras veces y pocos exploradores han querido participar, aunque debo añadir que algún explorador curioso ha querido acercarse a ver algunos microorganismos. Los más científicos hemos intentado identificar plumas de aves, líquenes y fósiles. También hemos usado las lupas binoculares para ver los líquenes y plumas con más detalle. Después, hemos cogido una muestra del agua del estanque de Los Llanillos, y la hemos puesto al microscopio. La muestra lleva ya varios días en el laboratorio y la población de protozoos ha aumentando considerablemente. Hemos podido ver microorganismos muy curiosos.
Debido al calor hemos subido por la vía rápida, aunque hemos intentado meterles por algunas rocas para que vayan abriendo boca. Durante el camino les hemos enseñado piñas de diferentes temporadas, piñas comidas por ardillas, troncos comidos por xilófagos y destrozados después por tejones en busca de aquellos, pedos de lobo (hongos)… Una vez en el Centro de Los Llanillos han almorzado (no todos) y luego han comenzado los talleres. Los que no han querido hacer los científicos han podido practicar equilibrio en la slackline, practicar el rápel o tirar con arco… Incluso ha habido algunos que han preferido el juego libre y autónomo. Después hemos bajado por la vía enrevesada, cogiendo trochas de animales, campo a través y alguna que otra roca, atravesando jarales y retamares. Hemos acabado la aventura en el inicio de la Senda de la Horizontal, desde donde ya todo es asfalto y civilización hasta el punto de encuentro.
Cuaderno de bitácora del martes, 19 de julio:
Tal y como estaba previsto en el programa y gracias a una tregua que nos ha dado la climatología, hoy hemos podido volver a La Herrería para completar nuestros circuitos de rocas como auténticas lagartijas. Al contrario que en las semanas anteriores, nos hemos ahorrado el camino de bajada desde el parking de Abantos, lo cual nos ha dejado más fuerzas y más tiempo. Primero hemos visitado el entorno de la ermita de la Virgen de Gracia, donde hemos enseñado a los exploradores unas curiosas agallas de los robles, no las esféricas a las que estamos acostumbrados. Luego hemos llegado a la puerta de la finca del Castañar, la cual hemos empezado a bordear por el oeste. A mitad de camino hemos cogido una vereda que subía directamente hasta el primero de los sectores de hoy, el sector del Castañar. Comenzamos por encontrar una gran cueva sin salida, pero al poco tiempo algún pequeño explorador ya había descubierto algún agujero por el que meterse. A partir de ahí todo ha sido trepar, reptar y saltar entre rocas. Hemos parado a las 11.15 para almorzar.
Media hora más tarde hemos continuado nuestro camino hacia la segunda parte de este sector. Una grieta entre dos grandes rocas daba acceso a otra grieta cuya «salida» había que lograr escalando. He puesto salida entre comillas porque aunque se salía, después no había una buena bajada, había que volver a entrar. Pero una cosa es subir y otra distinta es bajar. Los pequeños exploradores son atrevidos, pero no temerarios. Así que hemos sacado la cuerda, los mosquetones y los arneses de fortuna y hemos asegurado la bajada. Nos ha llevado cierto tiempo pero nadie ha sufrido un rasguño (al menos en esta parte). Hay vídeos de la subida, después se ha calentado el móvil y no hemos podido grabar más. Tras esta aventura nos hemos relajado un poco y hemos recorrido la senda botánica asfaltada hasta el sector del Oso, sector que nos quedó por trabajar la semana pasada debido a la ola de calor. Aquí hemos optado por la exploración libre, ya que muchos se lo conocían y actuaban de guías para los demás. Desde la Cueva del Oso parte un sendero que va a parar hasta el muro de la finca del Castañar, sendero que hemos tomado a falta de 40 min para la recogida. Y como postre final hemos superado el pequeño sector de las Arenitas, cerca de la ermita, que no por pequeño deja de tener su dificultad. En definitiva, ha sido una jornada llena de aventura y adrenalina donde más que el cabra hemos hecho la lagartija.
Cuaderno de bitácora del miércoles, 20 de julio:
Hoy tocaba un día relajado, después de las aventuras de ayer, sólo había que subir y bajar del Arboreto. Hemos subido por la vía más rápida para evitar el calor, pasando por la Fuente de Santiago Arroyo. En una hora hemos llegado allí y nos hemos puesto a almorzar. Tras lo cual, algunos exploradores han hecho honor a su nombre y han investigado un tramo del Arroyo del Eledral (el arroyo que atraviesa el Arboreto). A las 11.30 hemos entrado al Arboreto. Para quien no lo sepa el Arboreto de Luis Ceballos es un centro de educación ambiental gestionado por la Comunidad de Madrid, donde se encuentran representadas practicamente la totalidad de los árboles, arbustos y plantas más importantes de la Península Ibérica. En esta ocasión nos han ofrecido un taller de bio-bricolage para construir unos refugios para murciélagos. Hemos aprendido varias cosas sobre estos mamíferos alados: Que pertenecen a la familia de los Quirópteros (manos-alas), que constituyen el 20% de la totalidad de especies de mamíferos a nivel mundial, que el 20% de ellas están en peligro de extinción, lo importantes que son para el control de plagas y la polinización de algunos cultivos… Que aunque no son ciegos su sentido principal es la ecolocalización… Y hemos jugado a ecolocalizarnos. Después venía el plato fuerte: Construir una batcueva de madera para favorecer su asentamiento y que se escondan y puedan dormir durante el día. Hemos cortado listones con sierras, limado asperezas con lijas y empuñado martillos que ni Thor el dios del trueno para clavar los clavos en las maderas. Alguno casi se deja un dedo. Pero el resultado que podéis ver en las fotos ha sido bastante más que aceptable. Cuando estén terminadas colguemos las cajas en la pared de nuestro centro de Los Llanillos. Después hemos bajado por detrás del Arboreto, hacia el Arca del Helechal, la senda de la Horizontal y el punto de encuentro. He aquí el extenso reportaje gráfico de hoy…
Cuaderno de bitácora del jueves, 21 de Julio:
Hoy ha sido un día diferente y especial, más relajado de lo que viene siendo habitual. Desde que pusimos en marcha este campamento, allá por el año 2019, incluimos la escalada deportiva dentro del programa de actividades porque creemos que es un deporte que, además de gustarle mucho a los niños, les ayuda mucho a enfrentarse y a superar sus miedos, siendo a su vez, un deporte que permite «conectar» plenamente con el mundo de la montaña. Les hemos enseñado el material, se han colocado el arnés, y todos sin excepción han «explorado» sus sensaciones en una pared artificial totalmente vertical. Sobra decir que lo hicieron muy bien. Lo peor ha sido el calor que vuelve a apretar y la falta se sombra en las vías. A media mañana las presas ya estaban ardiendo y se hizo imposible continuar. Menos mal que teníamos la piscina al lado…
Cuaderno de bitácora del viernes, 22 de julio:
Esta ola de calor no remite y nos vemos obligados de nuevo a cambiar nuestro plan original, que era escalar en el Monte Abantos. Hemos decidido repetir la aventura del río Aceña para escapar del calor y disfrutar de uno de los parajes más asombrosos y especiales de la Sierra Oeste. Recorrimos el río aguas abajo aprovechando todas las pozas y dejando que los peques exploren y disfruten de los rincones que más les gustan. Ha habido de todo, gritos, resbalones, caídas, chapuzones… ya habréis visto que algun@s van magullados, cansados, hambrientos, agotados… y es que este campamento siempre deja «huella» en los peques.. En nombre del equipo docente (Paco, Miguel, Isabel y Marina) os damos las gracias por la confianza que habéis depositado. Tenéis unos hijos maravillosos, y lo hemos pasado genial con todos ellos. Ha sido un enorme placer compartir aventuras con ellos, y ya estamos deseando comenzar de nuevo… Feliz verano y esperamos volver a veros en próximas aventuras…