ACTIVIDADES EDUCATIVAS EN DEFENSA DEL MEDIO AMBIENTE

Aula de Naturaleza Graellsia

Excursión al Barrancón con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente


Con motivo de la celebración del Día Mundial del Medio Ambiente, el Ayuntamiento de San Lorenzo de El Escorial y la Asociación de Educación Ambiental «Abantos Activo» programaron para este sábado una excursión gratuita a la Chorrera del Barrancón, ruta en la cual podrían observar múltiples factores y consecuencias del impacto que el ser humano en su etapa industrial y desarrollista ejerce sobre el medio ambiente.

El Día Mundial del Medio Ambiente se celebra el 5 de junio desde 1973. Se estableció en 1972 por la Asamblea General de las Naciones Unidas. La creación de este día se da en el contexto del primer gran encuentro entre naciones sobre el medio ambiente, la Conferencia sobre el Medio Humano o Conferencia de Estocolmo, celebrada en junio de ese mismo año. Su fin era resaltar que la protección y la salud del medio ambiente son cuestiones fundamentales que afectan al bienestar de la población y al desarrollo económico en todo el mundo. Además, busca involucrar a individuos, empresas y comunidades para que se conviertan en agentes del desarrollo sostenible e igualitario.

La apertura de la Conferencia de Estocolmo se produjo el 5 de junio, de modo que el Día Mundial del Medioambiente se celebra cada 5 de junio para recordar a gobiernos y organizaciones la importancia de llevar a cabo actividades que refuercen la preocupación por la preservación y mejora del medio ambiente.

En San Lorenzo de El Escorial celebramos este día el sábado siguiente al 5 de junio para que puedan asistir todas las personas que lo deseen. La excursión, por tanto, se realizó el sábado 8 de junio. Como las predicciones meteorológicas daban lluvia, sólo un pequeño grupo de doce valientes personas acudieron a la cita, entre ellas dos menores.

Salimos desde la Oficina de Turismo, pasando por la Plaza de la Costitución y en la calle Francisco Muñoz (nº 10), como es costumbre, paramos en la placa conmemorativa de la casa de Graells para contar un poco de su historia.

Continuamos por el Paseo de Miguel de Unamuno, calle Fray Luis de León hasta coger el cortafuegos a la derecha, paralelos a la pista asfaltada del Abantos. En el primer lugar con vistas a la Herrería, al pantano de Valmayor y a gran parte de la urbanización escurialense, paramos a reflexionar sobre lo que esta última supone para el medio ambiente y que, retroactivamente, supone para nosotros, los humanos que aquí vivimos. Salieron referencias a los intereses económicos de ciertos sectores, a la necesaria educación de las generaciones venideras, al Informe Meadows sobre «Los límites del crecimiento» (1972, 1992, 2012), desarrollo sostenible y decrecimiento o colapso.

Continuamos nuestro periplo por una senda que transita entre la carretera y el cortafuegos comentando aspectos del entorno como la reforestación histórica, los trabajos forestales actuales y el incendio del monte Abantos de 1999. Hablamos también sobre el uso de ciertas plantas como la acederilla y el gordolobo.

Ya en la zona superior del Tomillar nos adentramos en la maleza que oculta el acceso al Arroyo del Barrancón. Por una estrecha senda entre la maleza y bajo fresnos remontamos el arroyo pudiendo distinguir hozadas de jabalíes en las zonas más cercanas al arroyo, el cual, en este primer tramo presentaba agua corriente.

Hubo también que superar alguna zona rocosa que la pericia de los asistentes solventó sin dificultad. En el segundo tramo del arroyo no se apreciaba agua en superficie, pero dado que más abajo la habíamos visto, la conclusión era obvia: discurría subterráneamente. Empezaba a chispear.

Y entonces llegamos a la chorrera. Sólo un hilillo de agua era visible, pero suficiente para llenar la pequeña charca en la que poder remojarse los pies si el tiempo hubiera acompañado. Sin necesidad de sugerirlo el personal fue sacando sus viandas y se puso a dar cuenta de ellas mientras chispeaba intermitentemente.

Una vez repuestas las fuerzas emprendimos la parte más exigente de la excursión: remontar el salto de la chorrera por el lateral derecho, una corta pero empinada pendiente. Si el terreno no hubiera estado húmedo podríamos habernos asomado a la parte superior de la chorrera, pero la organización decidió obviar este punto por el peligro que conllevaba. En su defecto subimos a un pequeño mirador a la derecha, separándonos del arroyo.

Repuestos del sofoco de esta primera subida seguimos la senda que nos llevaría hasta el Camino del Agua, pendiente arriba. Hubo que parar un par de veces más para recuperar aliento; en una de estas paradas identificamos unas flores solitarias: las Carmelitas descalzas, familia de las margaritas. También hablamos de los grandes problemas ambientales: el cambio climático (con la escasez de agua que conlleva), la contaminación del aire, el agua y la tierra y la desaparición de especies (entre ellas las forestales).

Una vez en el Camino del Agua y, haciendo honor a su nombre, bajo la lluvia, emprendimos el camino de regreso, siempre al mismo nivel hasta las inmediaciones de Cañada Nueva. Lo más destacable de esta parte fue la observación de los efectos de la dana (fenómeno meteorológico extremo asociado al cambio climático) de septiembre sobre el cauce del Arroyo de las Cebadillas.

Una vez en la localidad de San Lorenzo dimos por concluida la excursión y cada cual se marchó a sus quehaceres, muy contentos todos por el desarrollo de la jornada.