El pasado día 12 de julio finalizó el plazo para presentar alegaciones al proyecto de construcción del Parque Eólico de 110 MW en Peguerinos (Ávila), con 19 aerogeneradores de 200 m. de alto y una línea aérea de alta tensión que atravesaría el Puerto de la Cruz Verde, afectando a los municipios de Zarzalejo, Escorial, Colmenarejo y Galapagar a lo largo de 30 km, hasta la subestación de Galapagar (Madrid), con 99 torres de una altura de hasta 36 m. de alto.
Nuestra asociación se opone a los mega-proyectos de Parques Eólicos que se pretenden instalar en espacios protegidos como la Sierra de Guadarrama, no solo con la fragmentación del paisaje como principal amenaza a la integridad del funcionamiento del ecosistema y su biodiversidad, sino también por el alto grado de contaminación visual y acústica. Estamos de acuerdo en que hay que «descarbonizar» la economía, pero no a costa de destruir el territorio. Es cierto que las energías renovables se presentan como una de las mejores alternativas al consumo de combustibles fósiles y, por tanto, contribuirán a una reducción en la emisión de gases de efecto invernadero. Pero no podemos aceptar que la avalancha de proyectos eólicos se extienda por toda nuestra geografía a cualquier precio.
El impacto ecológico de esta mega-construcción en una zona tan sensible como la vertiente abulense de la Sierra de Guadarrama, va a traer nefastas consecuencias sobre algunas especies emblemáticas de nuestra fauna, como el Buitre Negro (Aegypius monachus), la Cigüeña Negra (Ciconia nigra), el Águila Imperial Ibérica (Aquila adalberti) o la Mariposa Isabelina (Graellsia isabelae). Respecto a esta última estamos especialmente preocupados porque se trata de una especie exclusiva de nuestra fauna a nivel mundial, verdadera joya de la fauna entomológica europea, que presenta en Peguerinos su población nativa y uno de los pocos núcleos reproductores existentes en el mundo. De hecho, es en Peguerinos donde se encuentra un centro de interpretación y la única escultura dedicada a un insecto que se conoce en el mundo.
Al igual que ocurre con el Buitre Negro o la Cigüeña Negra, la Mariposa Isabelina es una especie amenazada y muy sensible a la presencia humana, que requiere para su supervivencia de espacios forestales maduros y bien conservados. Estamos hablando de una especie que está emparentada con las “Mariposas Luna” tropicales, lo que sugiere que es una criatura relíctica cuyos ancestros comunes con las Mariposas Luna de América quedaron aislados en la Península Ibérica durante millones de años. Esta mariposa nocturna está perfectamente adaptada a los bosques autóctonos de Pinus sylvestris. Aunque existen poblaciones más o menos estables en la Serranía de Cuenca, en las Sierras de Albarracín y Gúdar, en Cazorla y Segura, y en zonas muy concretas de los Pirineos, no podemos olvidar que la Sierra de Guadarrama representa su núcleo de población más importante a nivel mundial.
Los adultos (imagos) surgen a partir de las crisálidas que han permanecido durante todo el invierno en el interior de capullos ubicados entre la hojarasca y los musgos del bosque. Si han sobrevivido a la micosis y al ataque de los micromamíferos, entre los meses de mayo y junio emergen las mariposas. Las hembras permanecen inmóviles sobre los troncos de los pinos a la espera de la llegada de los machos, que vuelan durante la noche atraídos por el olor de las feromonas de las hembras. No se alimentan (no tienen aparato digestivo), sólo viven unos pocos días hasta que logran reproducirse. Los machos mueren tras la cópula, y las hembras tan pronto como depositan sus huevos sobre las ramas de algún pino. Transcurridos 12 días de incubación, nacen las larvas que se alimentan de las acículas del pino hasta que crecen al tamaño de las orugas, de unos 7-8 cm. Entre los meses de septiembre y octubre, las orugas descienden al suelo para pupar bajo tierra, y pasar todo el invierno y parte de la primavera en fase de crisálida.
La degradación del hábitat natural de las mariposas nocturnas por el aumento de fertilizantes y pesticidas, está detrás del notable descenso de población de estos lepidópteros en toda Europa, esenciales para los ecosistemas agrarios y forestales. Pero a ello le tenemos que añadir la creciente contaminación lumínica. Ya son varios los estudios científicos de entomólogos que sugieren que la contaminación lumínica moviliza el polen de unas zonas a otras donde no hay plantas susceptibles de ser polinizadas. La actividad de la Mariposa Isabelina se incrementa como consecuencia de la contaminación lumínica, provocando que los machos se dispersen atraídos por la luz de los pueblos cercanos, y dejando en los oscuros bosques a las hembras sin fecundar. Esto lo podemos constatar cada año con la localización de machos divagantes en Peguerinos, San Lorenzo de El Escorial, San Rafael, Cercedilla… Y esto es precisamente lo que nos preocupa, porque el parque eólico que se pretende construir en Peguerinos, podría favorecer esta dispersión de los machos, por las potentes luces que durante las noches señalan la existencia de los gigantes aerogeneradores.
A las amenazas globales que se ciernen sobre esta especie (incendios forestales, cambio climático, contaminación lumínica, coleccionistas científicos, turismo masivo, pistas forestales…) tenemos que añadir ahora este mega-proyecto eólico que podría ocasionar la pérdida irremediable de una criatura que es única en el mundo. Es por ello por lo que solicitamos que se desestime este proyecto, por atentar gravemente contra nuestra biodiversidad, que no olvidemos, es patrimonio de todos los españoles.
Queremos dar las gracias al Colectivo Azálvaro por tomar la iniciativa y redactar las alegaciones, junto a las entidades firmantes de la Campaña de Protección ante el proyecto del Parque Eólico «Ágata». Puedes consultar y descargar estas alegaciones aquí: Alegaciones proyecto Ágata.
